La fortuna del amor - poema de Rumi
Estaba muerto, volví a la vida; sólo lágrimas era, me troqué en risa,
me llegó la fortuna del amor, y, por su gracia, me hice eterno.
Visión madura hallé, visión madura y alma valerosa,
hallé la valentía de un león, y en fulgurante venus me troqué.
Me dijo: «No estás loco y no eres digno de esta morada».
Me fui y me volví loco, atado con la cuerda.
Me dijo: «No estás ebrio, vete, porque no eres de los nuestros».
Me fui y me embriagué, totalmente colmado de alegría.
Me dijo: «No estás muerto, no estás lleno de gozo».
Y ante su rostro vivificador, me caí muerto.
Me dijo: «Eres astuto, y emborrachado andas de dudas e ilusiones».
Y me volví sencillo, me volví temeroso, y me aparté de todos.
Me dijo: «Te has convertido en vela y en alquibla de un grupo».
No soy de ningún grupo y no soy una vela, me esfumé como el humo.
Me dijo: «Eres maestro y sheij, señor y guía».
No soy sheij, no soy guía, soy esclavo de tu voluntad.
Me dijo: «Tienes alas y plumas, por eso no te doy plumas ni alas».
Deseando sus alas y plumas, me arranqué cualquier pluma y cualquier ala.
Me dijo el que es mi nueva suerte: «No te apresures ni te ocupes de ti mismo,
porque yo, bondadoso y generoso, soy tu único futuro».
Me dijo el que es mi amor eterno: «No te alejes de mi lado».
Contesté: «No lo haré, no, no y no». Quieto permanecí.
Tú eres fuente del sol; yo, la sombra del sauce,
cuando tú me cubriste con tu ardor, ardiendo me encogí.
Halló mi corazón la luz del alma, se abrió y se dilató mi corazón,
halló una nueva imagen y enemigo de este menesteroso me volví.
La imagen de mi alma, gozosa a medianoche, empezó a presumir:
«yo era un esclavo maniatado, pero en rey y señor me convertí».
La rueda celestial da las gracias al rey de cielo y tierra:
«gracias a su bondad y esplendidez, iluminado y generoso me volví».
Da gracias el gnóstico de Dios porque se pudo adelantar a todos,
en la sima del séptimo cielo, como estrella brillante me volví.
Soy tuyo, ¡oh luna iluminada!, mira en mí y mira en ti,
que, por tu risa, en risueña rosaleda me convertí.
—Luz del Alma, colección de poemas de Rumi
Traducidos por José Mª Bermejo.
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COMENTARIO
Este poema refiere cuando Rumi, un erudito de la religión del Islam, conoció a Shams de Tabriz, un ermitaño que a la postre se convirtió en su maestro espiritual. A otro nivel, en estos versos se pueden apreciar todos aquellos obstáculos que se interponen en el camino del alma para acercarse a Dios, del individuo para llegar al Ser.
Shams de Tabriz (como el Amado), en este texto, insta a Rumi (como el amante) a superar las barreras de la mente racional (no estás loco), de la vida mundana (no estás ebrio) y del reconocimiento del mundo (eres Sheij) para volverse a la vida (morir para el mundo y renacer en un nuevo nivel de conciencia).Retornar a la fuente donde todo emana.
“Yo era esclavo maniatado, pero en rey y señor me convertí”, dice la voz poética. En el mundo se vive una aparente esclavitud debido a los condicionamientos mentales y sociales; cuando unes tu alma a Dios eres como rey, liberado del mundo y dueño de ti mismo.
Recomendamos escuchar
"No duermas – Estaba muerto". Del disco Rumi & Ibn Arabí.
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